Henry Miller siempre vuelve. Siempre ha hecho lo mismo : regresar, volver, encontrar, oler, sentir. Su vida es el círculo mágico donde se consume el fuego, la soledad, el mito. Ha cumplido ochenta y cinco años el joven rebelde de Clichy y han pasado 42 años desde que Trópico de Cáncer vio la luz en París.
Este ensayo, más que un homenaje al pornógrafo militante, al insubordinado impertinente, al beatnik que hizo historia, pretende recordar lo que hay que recordar de Miller : o sea, que la obra de Miller y la vida de Miller es una única creación fundida de tal forma que bien podría imaginarse uno que Miller se escribió sí mismo. Alejandro Vignati quiere que vayamos con él, en busca de ese hombre, a través de su eterno viaje de retorno a los lugares y los hechos que conforman su concepción del mundo : «la misión del hombre sobre la tierra es recordar para recordar», suele decir el «Zarathustra de Brooklyn» . . . Miller es la Alegría del retorno a las imágenes que se mantienen vivas en la memoria. Ver dos veces ; volver a ver.
¿Henry Miller en Barcelona ? Un cuento raro. Una carta extraña : Reunión en Barcelona. Miller se encuentra con su amigo, Alfred Perlés, en Barcelona. Va a Sitges. Recuerda las Ramblas. Es el Miller de 1940-41 con poco dinero, mucho furor y la memoria cargada de recuerdos a revivir con su amigo de infortunios, bohemia, felicidad y creación. Miller, una vez más recuerda dos veces : en 1954, desde Big Sur, le escribe a Perlés recordando su Reunión en Barcelona, durante la cual, juntos, recordaron los locos años de Clichy. . .
Reunión en Barcelona no ha sido jamás publicado en forma de libro en los Estados Unidos y sólo fue incluido en la edición francesa de Ida y vuelta Nueva York a modo de apéndice.