Buster Keaton busca por el bosque a su novia que es una verdadera vaca
(Poema representable)
En estas cuatro huellas no caben mis zapatos.
Si en estas cuatro huellas no caben mis zapatos,
¿de quién son estas cuatro huellas ?
¿De un tiburón,
de un elefante recién nacido o de un pato ?
¿De una pulga o de un codorniz ?
(Pi, pi,pi.)
¡Georginaaaaaaaa !
¿Dónde estás ?
¡Que no te oigo, Georgina !
¿Qué pensarían de mí los bigotes de tu papá ?
(Paapááááá.)
¡Georginaaaaaaaa !
¿Estás o no estás ?
Abeto, ¡dónde está ?
Alisio, ¿dónde está ?
Pinsapo, ¿dónde está ?
¿Georgina pasó por aquí ?
(Pi, pi, pi, pi.)
Ha pasado a la una comiendo yerbas
Cucú,
el cuervo la iba engañando con una flor de reseda.
Cuacuá,
la lechuza con una rata muerta.
¡Señores, perdonadme, pero me urge llorar !
(Guá, guá, guá, guá.)
¡Georgina !
Ahora que te faltaba un solo cuerno
para doctorarte en la verdaderamente útil carrera de ciclista
y adquirir una gorra de cartero.
(Cri, cri, cri, cri.)
Hasta los grillos se apiadan de mí
y me acompaña en mi dolor la garrapata.
Compadécete del smoking que te busca y te llora entre los
aguaceros
y del sombrero de hongo que tiernamente
te presiente de mata en mata.
¡Georginaaaaaaaaaaa aaaaa !
(Maaaaaaa.)
(continúa en alguna parte del interior.)
Rafael Alberti
en YO ERA UN TONTO Y LO QUE HE VISTO
ME HA HECHO DOS TONTOS, 1929.