Quienes deseamos que la ley del más fuerte se cubra de herrumbre y descrédito, necesitamos consolidar nuestra condición de personas, porque la persona es la piedra angular sobre la que se consolidó la cultura de occidente. Sin esa noción no tendría sentido hablar de identidad, libertad ni responsabilidad. De un tiempo a esta parte, estamos asistiendo a una repentina devaluación del hecho de ser personas. La intención de este libro es destacar la importancia de ese hecho. Advertir que pese a las crecientes dificultades, las personas deberán seguir ahí, capaces de no rendirse, dispuestas a labrar su destino.