La poesía de Vallejo, la de Trilce especialmente, todavía hoy nos produce desconcierto y asombro. En una carta a su amigo A. Orrego, al poco de publicarse la obra, le dice Vallejo: Dios sabe hasta qué bordes espeluznantes me he asomado, colmado de miedo, temeroso de que todo se vaya a morir a fondo para que mi pobre ánima viva. Nosotros traemos aquí las palabras de Dámaso Alonso sobre Garcilaso, sustituyendo este nombre por el de nuestro poeta: .. Movámonos torpemente por las orillas, por los aledaños. Tratar de explicar la poesía de [Vallejo], o cualquier gran poesía, es bucear en el misterio.