Doña Inés mantiene una rara y extraordinaria coherencia. En primer lugar, comprende el argumento de varias historias: es una deliciosa novela rosa, en la mejor tradición del género; es la historia de un beso que perturba y conmueve a toda una respetable ciudad provinciana; es un relato ejemplar en el cual la protagonista renuncia al amor del hombre que ama en beneficio de una amiga pobre, hace donación de una parte de sus riquezas entre amigos y servidores y, finalmente, consagra el resto de su vida al ejercicio de la caridad, fundando un orfanato en tierras lejanas (República Argentina) (...).Los temas que cohesionan los precipitados acontecimientos son genuinamente azorinianos: la obsesión del tiempo que en Doña Inés ofrece una variante muy sugestiva; la Fatalidad, inexorable diosa de nuestro destino; la pasión, sofrenada y racionalizada; la creación literaria (la aprehensión del motivo, su realización sobre el blanco papel, el talante emotivo y racional del escritor-autor); el arte y la vida; la realidad y la ilusión. (...)Azorín subtituló la novela Historia de amor, lo que parece significar que el sentimiento amoroso era el tema más representativo en ella. Pero si bien se mira, no es el amor en sí lo que resalta en sus páginas, sino más bien el hecho preliminar a todo amor:el enamoramiento.