La generación del 27 redescubrió a un gran artista. Este libro, ya clásico, permite seguir mejor su evolución personal y literaria. Dos novedades básicas aporta: no se limita a los grandes poemas sino que tiene en cuenta toda la amplísima obra poética de Góngora. Además, no adopta una óptica formalista, sino que atiende preferentemente a los temas, a lo que el autor quiso expresar.La conclusión es clara: se singulariza Góngora con respecto a todos sus contemporáneos por el anticonformismo de su actitud vital y el paganismo básico de su cultura. No es sólo un virtuoso de la palabra: su obra es unitaria, personal, auténtica y está en progreso continuo. Gracias al magistral estudio de Robert Jammes podemos entenderlo mucho mejor.