Los acontecimientos del año 2009 demostraron que la distinción entre política interior y exterior había quedado obsoleta. En Pittsburgh, el G-20 debatió sobre la crisis financiera, en Copenhague, las Naciones Unidas se esforzaron para elaborar un plan de prevención del cambio climático y en Londres, se buscaron soluciones para el conflicto de Afganistán. En ese año de fronteras difusas, Ulrich Beck tomó notas sobre lo que registró en los medios y en la realidad, tanto global como localmente. En los artículos que publicó en el Frank furter Rundschau, entre otros, Beck intentó organizar el caos del discurso.
En conclusión, según Beck, necesitamos una política interior global.