Una ciudad, un barrio, la escalera de un portal. Este es el punto de partida de En mar abierto, una novela coral construida con episodios reales que, con mirada certera y desprejuiciada, narra las vicisitudes de unas personas a quienes nuestro mundo parece haberles dado la espalda.
Rachid, Ahmed y Simo, que encuentran refugio en el piso superior del edificio, han cruzado solos el Estrecho siendo aún niños. En el ojo del huracán de la policía —y de toda una sociedad que les coloca el estigma de ser menas—, tratan de construir una vida propia sin plegarse a los dictados de quienes quieren disciplinarlos o, directamente, expulsarlos del país. Carmen, la vecina del tercero, y Lamp, el apacible vendedor ambulante con el que se cruza en la escalera, van tejiendo su tierna amistad. Juan, siempre asomado a su ventana, reparte gañidos a todo el que pasa por debajo. Hay una anciana en el primero que aparta la cortina, pero jamás se asoma. Justo encima vive Rafa, el joven camarero que, cansado de su padre y de las vacas, ha emigrado del pueblo a la ciudad. Pronto conocerá a Jenny, la mujer que ha cruzado el charco con el único afán de sostener a quienes ha dejado atrás. Todos —y muchos más— conforman una historia de gentes que, en mar abierto, tratan de sobrevivir al temporal.