Durante su breve existencia, el célebre filósofo Baruch Spinoza, padre de la Ilustración, llevó un cuaderno de apuntes que se perdió tras su muerte. En El cuaderno de Bento, el pintor, ensayista, activista y novelista John Berger imagina el aspecto que podría haber tenido ese cuaderno: un reflejo de cómo el arte puede orientar la mirada.
Un puñado de maravillosos dibujos, relatos iluminadores -como el de la anciana nadadora que tuvo que huir de Camboya-, y profundas reflexiones acerca de las flores, el cuerpo humano, el baile, los supermercados, los bufones de Velázquez, la ropa de bebé y las distintas formas de resistir a la crudeza del mundo.