El encuentro en Burdeos del caballero español Antonio Pimentel, conocido por su embajada ante la reina Cristina de Suecia, con un amigo inglés sirve de introducción a la novela, formada por el entrelazamiento de las vidas de los personajes de Las meninas velazqueñas; el pintor Benito Manuel de Agüero queda accidentalmente encerrado en un aposento del Alcázar con el cuadro de Velázquez y, durante la noche, a manera de visiones o sueños, reviven los personajes pintados: la infanta María Teresa que va a casarse con Luis XIV de Francia, el aposentador Nieto, Felipe IV, ya viejo y enfermo, que escribe a sor María de Ágreda, su confidente, y la reina doña Mariana, enanos, damas, meninas y el mastín León. Todos ellos nos cuentan su vida, dejan entrever cómo era la Corte, Madrid y la España de aquel entonces, y la novela termina con la voz del propio Velázquez hablando de su cuadro.
En esta gran recreación imaginativa Néstor Luján ha conseguido una estampa histórica de singular intensidad, brillantísima y rebosante de verdad humana.
Los espejos paralelos ha sido finalista del Premio Planeta 1991.