Dalil tiene trece años y vive junto a su familia
los horrores de la Guerra del Golfo. En medio
del sonido ensordecedor de las bombas y de
la amenaza de los misiles, solo una cosa le
hace feliz: Shaima. El amor que siente por la
niña es lo único que le permite superar un día
a día marcado por el miedo, la incertidumbre y la incomprensión.
A medida que la situación se hace insostenible, su familia
se debate entre quedarse en su país o reunirse en Francia
con su tío. Pero la idea del exilio provoca en Dalil sentimientos
encontrados: por un lado, quiere dejar atrás la guerra, pero por
otro, no es capaz de imaginarse su vida sin Shaima.