Había una vez una niña con un hambre infinita, tremenda, que no podía saciar ni con almendras, ni con palos de regaliz, ni con nada. Por eso, su abuelo le propuso que se comiera unos cuantos libros. ¿Conseguirá acabar con ese apetito voraz? Un divertido libro que fomenta la lectura y la imaginación.