«Gayangos fue el terreno propicio; Codera, la raíz sustentadora; Ribera, el vigoroso tronco; Asín, la flor y el fruto». Con esta frase afortunada, que llena el primer siglo del arabismo en España, despedía en 1944 el gran arabista Emilio García Gómez a su maestro, Miguel Asín Palacios.
Codera, Ribera y Asín, los verdaderos padres de la especialidad en nuestro país, merecieron ya estudios y trabajos monográficos (algunos de ellos publicados en esta misma editorial). Pero la enorme y polifacética figura de Pascual de Gayangos (1809-1897), el terreno del que brotaron frutos tan hermosos, no había tenido tanto éxito. La propia complejidad del personaje, que es mucho más que nuestro primer arabista: también investigador infatigable, erudito polifacético, rastreador incansable entre papeles y librerías de viejo, y mediador cultural entre España e Inglaterra, donde pasó media vida, exigía una tarea hercúlea de investigación, en bibliotecas y archivos de medio mundo, que nadie había abordado hasta el presente. Santiago Santiño ha dedicado lo mejor de sí mismo y de su carrera como investigador para poder presentar como merece a un personaje que es todo un siglo de la vida cultural y científica de nuestro país.