«Sin un mínimo de recursos, el nuevo ciudadano no puede experimentar plenamente los principios republicanos de libertad, igualdad yfraternidad», expresó Thomas Paine en 1792. Han pasado más de dos siglos y parece que esta idea sigue siendo papel mojado. Los productos de alta necesidad todavía no están al alcance de todas las personas: vivienda, alimentación, ropa, energía y agua potable, educación, salud, convivencialidad.
Y, sin embargo, nuestras sociedades nunca fueron tan ricas, ¿Y si la solución para las desigualdades no pasara por un crecimiento infinito?
A través de la crítica radical a la sociedad del crecimiento, el desarrollo, el capitalismo y el productivismo, los y las objetoras al crecimiento proponen una herramienta económica, social y de emancipación que nos permita escapar de los efectos de las recesiones sin apelar siempre a un mayor crecimiento. La DIA (Dotación Incondicional de Autonomía), junto a un IMA (Ingreso Máximo Aceptable) constituye un medio útil para salir del camino de destrucción al que nos conduce a toda velocidad la sociedad del crecimiento.
Más allá de suponer una simple medida correctora, la DIA tiene como objetivo fomentar diálogos y debates sobre lo que significa «vivir conjuntamente» y sobre la forma de crear «más vínculos» sin que por ello haya que crear «más bienes». Este manifiesto por una DIA inicia su recorrido en los orígenes del Decrecimiento y ofrece pistas y reflexiones susceptibles de iniciar una transición pacífica y democrática hacia sociedades ambientalmente sostenibles y socialmente justas.