Aquí se reúnen informes sobre Marx elaborados por la policía –o por informantes, confidentes y espías al servicio de la misma– de media Europa. Y revelan que Marx estuvo siempre vigilado, que las autoridades conocieron –o trataron permanentemente de conocer– los pensamientos, las palabras, las acciones y las omisiones de Marx y sus allegados.
Leer estos informes es sumamente instructivo, tanto desde el punto de vista histórico-político como antropológico. Espiando a Marx, junto a los agentes que se hacen pasar por «camaradas fraternos» hay funcionarios del Estado, y también periodistas a su servicio, incluso supuestos revolucionarios dispuestos a vender su alma a cambio de bagatelas. Es decir, más o menos como hoy.