Durante su exitosa carrera como entrenador de los Chicago Bulls y Los Angeles Lakers, Phil Jackson conquistó más campeonatos que ningún otro entrenador en la historia profesional del deporte.
Jackson rápidamente fue bautizado como el «Maestro Zen» por los periodistas deportivos, pero ese apodo lo único que hizo fue redundar en una verdad absoluta: la de un entrenador que inspiraba pero no provocaba, que lideraba a través de despertar retos en todos y cada uno de sus jugadores para erradicar en cada uno de ellos sus egos, miedos e iras.